La navaja de Ockham

Es un principio según el cual cuando dos teorías en igualdad de condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser correcta que la compleja.. Sólo es un principio, pero se utiliza como regla general para guiar a los científicos en el desarrollo de modelos teóricos.

¿ Aplicamos la navaja de Ockham en nuestra vida ? Cuántas veces nos obcecamos en seguir el camino difícil cuando sería más sencillo poner simplicidad en nuestros actos.. Haz lo que dice tu corazón, no lo que debes hacer o lo que te dicen… Si no cumples esta máxima, chocarás con la vida… Hay que fluir y aunque en un futuro post explicaré lo que significa la teoría del flujo, aquí fluir significa hacer lo que sientes en cada momento, ser coherente con tus motivaciones, con tus objetivos. Allí donde quieras estar mañana, vete preparándotelo hoy.

Cómo le he escuchado a Enric Corbera, los mayores obstáculos de nuestra vida llevan nuestro nombre. Somos nosotros quién complicamos nuestra existencia yendo muy por delante de nuestra realidad. Es bueno perseguir sueños, pero la naturaleza no da saltos. Si quieres conseguir algo mañana, pon las bases hoy, sé constante, perservera, pon todo de tu parte, entrégate. Alinea tus valores con tus deseos, con tu talento, con tus ideas. Para ello debes creer, tener fe en ti mismo, poner el máximo de ti en todo lo que haces y no olvides la navaja de Ockham… Cuando se ponen todos los medios, lo más lógico y sencillo es que los resultados terminen llegando. Es un camino de doble dirección. Es así de simple.

El trabajo interior

Es importante conocernos, saber quiénes somos, por qué actuamos de una manera y no de otra, tener la capacidad de elegir nuestra vida en base a nuestros valores, tener claro lo que nos gusta tanto como lo que nos disgusta. Para ello, hemos de trabajar para descubrirnos, comprender por qué guardamos secretos, tenemos adicciones o culpamos a los demás de nuestros errores. Hemos de esforzarnos en comprender por qué nos resulta difícil recibir o hacer un elogio o si sentimos vergüenza interior.

Necesitamos poder enorgullecernos de nuestro carácter y nuestros logros sin sentirnos mal por ello. Necesitamos conocer los parámetros de nuestro carácter, cuánto vamos a ceder o transigir y dónde debemos fijar el límite, o incluso si fijamos un límite.

La creación de una identidad propia se apoya en el autodescubrimiento, no en factores hereditarios ni biológicos… La madurez espiritual de una persona no se mide por la complejidad de las opiniones que tiene, si no por la autenticidad y el valor necesario para expresarlas y mantenerlas, la solidez con la que vive de acuerdo a sus valores.

La vida es una aprendizaje continuo y tu eres tú mejor inversión.

Física

Todo lo que sube tiene que bajar, todo lo que entra tiene que salir y lo que invitamos a nuestras vidas tiene que esperar para entrar hasta que liberemos cualquier cosa que ocupe actualmente ese espacio.

No podemos ser felices hasta que liberemos nuestra tristeza, no podemos tener abundancia hasta que liberemos nuestra conciencia de pobreza, no podemos ser positivos hasta que decidamos que ya no queremos seguir siendo víctimas. Es una ley básica de la física, dos objetos no pueden ocupar el mismo espacio al mismo tiempo.

A menudo tratamos de atraer cosas a nuestra vida antes de crear un espacio para ellas, tratamos de abrazar lo nuevo a la vez que seguimos aferrados a lo viejo. En definitiva, tenemos miedo de soltar lo que tenemos antes de saber que algo lo está reemplazando.

Tenemos que dar sin esperar nada a cambio, tenemos que aprender a liberarnos de aquello que no nos hace bien y confiar en nosotros. Si somos coherentes, si lo que pensamos y sentimos, es lo que hacemos y decimos, las circunstancias nos irán favoreciendo y el universo girará a favor nuestro.

Einstein, un persona que de física sabía bastante, dijo que la decisión más importante que debíamos tomar era decidir si el Universo era un lugar amistoso u hostil.

El presente

Decía Winston Churchill en una cita genial: ¨Las mayores preocupaciones de mi vida nunca llegaron a suceder ¨. Nuestra mente está siempre proyectando en el futuro o anclada en el pasado, pero son pocas las veces en que vivimos realmente el momento presente. El sistema de vida en el que nos hemos visto inmersos, supone un correr continuo y obligaciones  constantes, ya sea en el trabajo o en la vida personal… Aprender a parar es tan importante como se desprende en estas mismas líneas….

Podríamos decir sin arriesgarnos mucho que el ser humano es un homo preocupatus. Debido a un factor genético y cultural es algo de lo que no podemos librarnos, pero es algo insano que no aporta nada a nuestras vidas. Está en nuestra naturaleza estar preocupados por lo que pueda pasar, necesitamos tener el control, que nada escape a nuestro dominio. El ego es así, crea la falsa sensación de que hay que defenderse a toda costa, establece una separación entre yo y el resto del mundo y poco a poco nos va aislando de nuestra verdadera esencia.

El ego nos hace vivir en una falsa ilusión, crea una imagen engrandecida de nosotros mismos y luego se dedica a defenderla contra viento y marea.. Para ello utiliza todo tipo de sensaciones negativas, la ira, la culpa, el miedo, la timidez… sensaciones que alimentan una autodefensa personal y que forman un muro para que dentro de ese muro nos sintamos seguros. Pero todo no es más que una fachada, el ego vive para el exterior, para lo que los demás piensan de él… Se fortalece en el halago y se debilita con la crítica, pero llega un momento en que toda muralla cae, y es cuando nos encontramos cara a cara con nosotros mismos, sin aderezos ni maquillajes, donde podemos observar la verdadera naturaleza de nuestro ser.

Elijamos ser nosotros mismos, personas que no tenemos que defendernos porque nadie nos tiene por qué atacar.. Nuestra personalidad no corre peligro porque alguien nos diga que hemos hecho algo mal o que nos hemos equivocado, o que no somos suficientemente buenos.. Seamos humildes y reconozcamos que errar es humano y que no lo sabemos todo.. Qué mi valoración personal no depende de agentes externos, sirve con dar todo lo que tengo y como se suele decir, si uno da todo lo que tiene, no está obligado a más. Vivir en coherencia con nuestros valores, cada uno los suyos,  y respetando esa máxima será difícil que la vida no nos sonría.

Coge ahora mismo papel y bolígrafo y apunta tus valores en una hoja… Haz un ejercicio sincero de reconocer si las actitudes y las acciones que tomas en tu vida respetan dichos valores…. Y reflexiona…